5 Respuestas a la INTOLERANCIA a la lactosa

¿Qué es la intolerancia a la lactosa? 

La Lactosa es el principal azúcar que contiene la leche natural. También la encontramos en sus derivados como el yogurt y los quesos y acompañando a medicamentos y a muchos alimentos ultraprocesados.  

 El cuerpo utiliza una enzima que se llama lactasa para descomponer la lactosa en glucosa y galactosa; fácilmente asimilables en nuestro organismo. 

La Intolerancia a la Lactosa es un déficit de la enzima lactasa. Cuando no producimos suficiente lactasa, no se puede desarrollar la función de transformar la lactosa en glucosa y galactosa. Entonces aparecen una serie de síntomas que veremos a continuación. 

Se calcula que el 75% de la población mundial tiene dificultades para digerir la leche y sus derivados.  En España se calcula que cerca de un 28% de la población es intolerante a la lactosa y si calculamos las personas que están en proceso de adquirirla, superamos la mitad de la población. 

La intolerancia a la Lactosa, puede variar con la edad, y si bien los niños pueden sufrirla a edades tempranas, lo más frecuente es que, con la edad, disminuya nuestra capacidad de sintetizar lactasa y con ello, aparezcan los síntomas. 

¿Qué síntomas pueden indicar un caso de intolerancia a la lactosa?

Entre 30 minutos y un par de horas después de tomar leche o derivados lácteos, suele aparecer un cuadro de malestar con:

– distensión abdominal, 

– dolores abdominales de tipo cólico, 

– diarrea, 

– gases, flatulencia e 

– incluso náuseas y vómito. 

Este grupo de síntomas deben ser una alerta para consultar a un profesional de la salud para que pueda diagnosticar la intolerancia y orientarnos correctamente. 

¿Cómo se desarrolla?

Las causas de aparición de la intolerancia a la lactosa son debidas al déficit de la enzima lactasa. Son variadas y las clasificamos en: 

Congénita

Primaria o racial

Secundaria o adquirida

CONGÉNITA:  Su causa es una mutación en un gen de la lactasa. Eso la convierte en un gen inoperante y no puede desarrollar su función cuando ingerimos lactosa. Es muy muy rara y los recién nacidos con esta mutación tienen diarrea desde la primera exposición a la leche materna. Deberán evitar la lactosa de por vida.    

PRIMARIA o racial: Se produce una pérdida progresiva de la capacidad de producir lactasa y por ello, cada vez es más molesto tomar leche y derivados. Cuando aparecen los síntomas evoluciona de forma progresiva y permanente.  Se denomina racial, porque es más frecuente en afroamericanos en los que afecta a más del 90% de personas. 

SECUNDARIA o adquirida: Suele ser causada por daño intestinal bien sea en procesos de enteritis aguda bacteriana, por intervención quirúrgica o por tratamientos oncológicos entre otras causas. Pasado el episodio, puede recuperarse la función normal en unas semanas, aunque, a veces, es posible que el proceso se cronifique.

En cuanto a la duración de la intolerancia; el déficit de lactasa congénito es crónico y dura toda la vida. El primario supone el deterioro progresivo desde la edad que aparezca y se mantiene para el resto de la vida. Sin embargo, la intolerancia adquirida, suele durar unas semanas, incluso algunos meses, pero es recuperable con el tratamiento adecuado. 

La intolerancia adquirida es temporal, mientras que la congénita y la primaria, son crónicas. 

 ¿Cuáles son los productos lácteos que tienen más lactosa?

La Leche condensada es la que más lactosa contiene. La Leche de vaca entera, por excelencia, es la que mayor contenido de lactosa aporta en alimentos poco procesados; un poco menos la leche desnatada. Le siguen los quesos frescos, los yogurts y otra gran variedad de quesos.

Sin embargo, en el otro lado de la tabla, con muy bajo contenido en lactosa, podemos encontrar quesos como el Gruyère; prácticamente exento de lactosa.  El queso Cheddar, el Idiazábal, el Parmesano Reggiano, el famoso Tête de Moine (cabeza de monje), el Camembert, el queso Manchego curado, los quesos de cabra maduros y la Mozzarella auténtica de búfala. Estos están prácticamente exentos de lactosa debido a que en el proceso de elaboración pierden prácticamente la totalidad de la lactosa. Precaución: debemos ver en el etiquetado que contienen la D.O. (denominación de origen) pues hay muchos quesos “falseados” en el mercado.  

Son quesos que suelen tener menos del 3 % de lactosa en su composición y que, en pequeñas cantidades y acompañados de otra comida, suelen ser bien tolerados. 

Respecto a los quesos, en general, debemos saber que: 

Los quesos cuanto más grasos menos lactosa contienen. Cuanto más maduro sea el queso, menor será la cantidad de lactosa, llegando incluso prácticamente a desaparecer como en el Gruyère.  Los quesos elaborados con leche de cabra tienen menor contenido en lactosa.

 ¿Qué recomendaciones nos puede dar para las personas que sufren esta intolerancia?

En primer lugar, acudir a un profesional de la salud para que establezca el diagnóstico pertinente. Se realizan tres pruebas: 

Prueba de aliento para lactosa-hidrógeno

Prueba de tolerancia a la lactosa

pH de las heces

Una vez diagnosticada y descartadas otras patologías con síntomas similares, es obvio: eliminar los alimentos ricos en lactosa de nuestra dieta. 

Nos debemos plantear dos opciones: la intolerancia crónica e irreversible y la intolerancia temporal. De entrada, en ambas situaciones debemos minimizar la lactosa de nuestra comida. Si bien en la primera, deberá ser para toda la vida, en la segunda, suele revertir en unas semanas y podemos volver a tomar lactosa de la leche y derivados lácteos. 

Podemos recurrir a tomar lactasa, la enzima que nos falta, a través de comprimidos a la hora de ingerir lácteos.  Ello evitará los síntomas clínicos de la intolerancia.  

 Debemos aprender a encontrar fuentes ocultas de lactosa. Muchos alimentos procesados y ultraprocesados la contienen. Es fácil encontrarla en la cerveza, en el pan de molde, sopas, salsas, embutidos, algunos condimentos, caramelos, bollería industrial, etc.  Suelen usarse para dar mejor palatabilidad o para conservar mejor estos alimentos. 

No debemos olvidar que muchos medicamentos usan la lactosa como excipiente, por sus propiedades de conservación de los medicamentos. En este caso, la cantidad es muy pequeña y no suele provocar ningún problema.   

Se pueden consumir yogures de soja, bebidas de coco o almendras o leche deslactosada (sin lactosa), que no contienen lactosa. 

Otra opción es recurrir a los alimentos sin lactosa o deslactosados. Son alimentos lácteos a los que se les ha añadido lactasa y ésta ya ha realizado su proceso digestivo. 

A tener en cuenta: 

La disminución de alimentos con lactosa de la dieta, puede provocar déficits de Calcio y de Vitamina D, Riboflavina y proteína; que se pueden compensar con la toma de suplementos nutricionales o bien, obteniéndolo de otras fuentes alimentarias como el brócoli, las espinacas, las almendras y los cacahuetes; evitando así un déficit de estos nutrientes.

Es importante reseñar que la intolerancia a la lactosa es distinta a la alergia a la leche.  Cuando hablamos de alergia a la leche y derivados, estamos hablando de un problemade inmunidad que nos convierte en alérgicos a las proteínas de la leche, no al azúcar que esta contiene.

Dr. Agustí Molins